martes, 18 de septiembre de 2012


Policial negro, redada de palabras.

Para hacer un policial negro se necesitan combinar una serie de elementos a saber:
Un crimen, en lo posible casi perfecto, porque todos sabemos que no hay crímenes perfectos, son solo asesinatos resueltos al final del relato.
Una escena del crimen, un criminal por descubrir, un cómplice, de ser necesario. Un detective de la sección homicidios, un policía corrupto, uno o varios cadáveres, un abogado, un juez o un tribunal de justicia, testigos falsos, huellas, pruebas, pruebas plantadas, evidencias, pistas falsas.
Si el relato se remite a Europa, un mayordomo (intelectual, sensible, elegante). Si se ubica en USA, un negro (bestial, irracional) y si es en Argentina un pobre y tanto mejor si el malhechor es inmigrante. Para unir el crimen con el criminal, un móvil. Un arma que haya sido debidamente disparada o un puñal que haya apuñalado y que tenga la sangre impresa del occiso. Un forense, una morgue, una autopsia, algunos sospechosos.
Un coctel edulcorado de violencia, misterio, poder, prejuicio, ambigüedades y un fino toque de brutalidad.
Un escritor, un corrector, una editorial y fundamentalmente, un lector de policial negro que es, ni más ni menos, un asesino en potencia.

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